Contexto a comienzos del siglo XIX
A comienzos del siglo XIX, la Nueva España era considerada por autores como Alejandro de Humboldt la colonia más rica del imperio español en América. Su posición geográfica permitía comerciar tanto con Europa como con Asia, y sus recursos naturales —en especial la plata— la hacían muy valiosa.
Sin embargo, esta riqueza estaba concentrada en pocas manos: grandes hacendados, mineros y comerciantes ligados a la Corona. La mayoría de la población —unos 6.1 millones de habitantes, de los cuales un 60% eran indígenas— vivía en la pobreza y sin acceso al poder político.
La economía mostraba señales de desaceleración:
- La minería dependía de técnicas atrasadas.
- El transporte seguía basándose en mulas y caminos inseguros.
- Las instituciones coloniales protegían privilegios en lugar de incentivar la innovación.
Este panorama, junto con la crisis política en España tras la invasión napoleónica de 1808, creó las condiciones para la rebelión de 1810 encabezada por Miguel Hidalgo y Costilla, apoyado por otros criollos como Ignacio Allende y Juan Aldama.
Impacto de la Guerra de Independencia (1810–1821)
La insurrección iniciada en el Bajío, una región agrícola y minera próspera, golpeó duramente a la economía:
Agricultura
Los campesinos abandonaron las tierras para unirse a la lucha o huyeron por miedo. Se perdieron cosechas y aperos, lo que causó escasez de alimentos en ciudades como México, Querétaro y Guadalajara.
Minería
La falta de azogue (mercurio) por los bloqueos, la recluta forzosa de mineros y la inseguridad de caminos redujeron la producción.
Entre 1800–1810 y 1811–1820, la producción de plata cayó un 43.7% y la oferta monetaria un 75.2%.
Comercio
El bloqueo de rutas y la inestabilidad redujeron las exportaciones casi a la mitad. La plata, base del sistema, dejó de fluir con normalidad.
Finanzas
La guerra generó desconfianza, disminuyó el crédito y aceleró la fuga de capitales.
Ante la escasez de moneda, surgieron casas de moneda provisionales en provincias como Zacatecas y Chihuahua, lo que marcó un paso hacia la autonomía regional.
Tanto insurgentes como realistas recurrieron a la fiscalidad para financiarse:
- Hidalgo prometió abolir el tributo indígena, aunque más tarde los insurgentes también aplicaron impuestos de capitación o confiscaron haciendas enemigas.
- Las Cortes de Cádiz (1812) intentaron introducir reformas con ideas de igualdad y proporcionalidad fiscal, pero el peso de la guerra y la resistencia de las élites impidieron su aplicación completa.
México independiente: crisis y déficit (1821–1855)
Al consumarse la independencia en 1821 con el Plan de Iguala y la alianza entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, México heredó una economía en ruinas:
- Agricultura y minería devastadas.
- Falta de capitales.
- Población reducida y dispersa.
El nuevo Estado enfrentó un déficit crónico.
Entre 1825 y 1855, los ingresos promediaron 13.5 millones de pesos anuales, frente a gastos de 19.5 millones.
Casi la mitad del gasto se destinaba al ejército (48%) y más de un tercio al pago de deudas con prestamistas internos (agiotistas) y acreedores extranjeros.
Primera República Federal (1824–1835)
El pacto federal de 1824 repartió los impuestos entre los estados y la federación.
- La federación se financió principalmente con el comercio exterior, aunque este era inestable y afectado por el contrabando.
En 1827 los aranceles llegaron hasta el 40%, lo que incentivó el fraude. - Los estados controlaron las alcabalas (impuestos al comercio interno) y, en regiones con población indígena, aplicaron la capitación, heredera del antiguo tributo colonial.
- El contingente, la cuota que los estados debían entregar al gobierno central, casi nunca se pagaba, lo que debilitó al poder federal.
Primera República Central (1835–1846)
Los centralistas intentaron unificar la fiscalidad y basar los ingresos en contribuciones directas sobre la propiedad y las personas.
Sin embargo, la recaudación fue mínima y las alcabalas continuaron siendo la principal fuente de recursos.
Durante la dictadura de Antonio López de Santa Anna, se reinstaló una capitación general para todos los varones, lo que volvió el sistema más regresivo y afectó principalmente a los sectores populares.
Financiamiento del déficit
Para cubrir la falta de recursos, se recurrió a distintas medidas:
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Se contrajeron préstamos con banqueros ingleses, comprometiendo los ingresos de las aduanas.
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Se pidió dinero a los agiotistas internos, quienes cobraban intereses muy elevados.
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Se utilizó la propiedad eclesiástica como garantía en la guerra contra Estados Unidos (1846–1848).
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Las convenciones diplomáticas posteriores obligaron a pagar deudas a acreedores extranjeros con los ingresos de las aduanas.
Referencia:
Jauregui, Luis. “La economía de la guerra de Independencia y la fiscalidad de las primeras décadas del México Independiente”.
En Historia Económica general de México de la Colonia a nuestros días, México, COLMEX – Secretaría de Economía, 2018, pp. 245–274.